Es una organización compuesta por 54 comunidades fundamentalmente afroecuatorianas asentadas en los ríos Cayapas y Santiago, con una superficie de aproximadamente 60.000 Ha., entre los cantones Eloy Alfaro y San Lorenzo. Sobre la comuna Río Santiago Cayapas se asientan ocho parroquias rurales del Eloy Alfaro que son Maldonado, Colón Eloy, Timbiré, Selva Alegre, Atahualpa, Telembí y San José de Cayapas.
Descubre aquí las divisiones geográficas que conforman la Comuna Río Santiago Cayapas.
Por Darwin Valencia.
El Estado ecuatoriano implementa la política de colonización de tierras baldías con el objetivo de incorporar las zonas de frontera, como Esmeraldas, a la economía nacional. Esta ley impulsa la llegada de colonos, quienes fomentan la producción de productos destinados a la exportación. Se registran adjudicaciones de tierras en parroquias como Esmeraldas, San Mateo, Río Verde, y en menor medida en San Lorenzo y Concepción.
Rufino Viteri adquiere grandes extensiones de tierras entre la quebrada Cojerías y la boca de Borbón. A pesar de esta compra, la comunidad negra del río Santiago mantiene una relación tensa con los nuevos dueños, ya que muchos de ellos son forzados a pagar un arriendo o contribuir con trabajo en la tierra. La Ecuador Land Company comienza a acaparar grandes extensiones de tierra, especialmente en la región norte, lo que limita la competencia local. Esta empresa contribuye a la transformación de la economía local, que pasa a depender de la extracción de recursos naturales y de productos del bosque.
Los pobladores del río Santiago, representados por Nicolás Jiménez y Estanislao Ponce, compran las tierras de la mina hacienda Playa de Oro a la viuda de Viteri por 3.200 sucres. Este acto marca la consolidación del dominio comunal sobre el territorio.
Ante la presión de las empresas extranjeras, los comuneros, representados por Prudencio Valdez, Nicolás Jiménez y Nicolás Ayoví, venden las tierras de Playa de Oro a Clarence E. Dougherty, un ingeniero norteamericano. Aunque la venta es un acto de supervivencia, los comuneros logran asegurar que puedan seguir viviendo en la zona y continuar con sus actividades tradicionales sin pagar arrendamiento.
La presencia de capital extranjero, especialmente inglés, norteamericano y alemán, se intensifica en Esmeraldas. Las empresas extranjeras se enfocan en la extracción de recursos como el caucho y la tagua, transformando la economía de la región en un modelo extractivo. Las tierras son monopolizadas por grandes empresas, lo que genera tensiones con la población local.
La comunidad negra del río Santiago, debido a la presión de la economía capitalista y el desplazamiento de las actividades económicas, se ve forzada a mudarse a la región del río Cayapas, territorio de los indígenas chachis. Este desplazamiento es una respuesta a la expansión de la agricultura comercial y la minería.
El Estado ecuatoriano reconoce oficialmente la comuna del río Santiago y Cayapas, entregando 62,000 hectáreas de tierra a la comunidad. Sin embargo, este proceso implica la imposición de una estructura jerárquica que distorsiona la organización comunitaria tradicional.
La llegada de un nuevo modelo económico con la agricultura bananera y el boom de la exportación de banano cambia profundamente la dinámica social y económica de la región. Los comuneros se ven obligados a adaptarse a nuevas formas de vida, dejando de lado sus actividades tradicionales como la pesca, la caza y la recolección.
Durante este periodo, la comunidad negra del río Santiago desarrolla nuevas formas de resistencia frente a la incursión de empresas mineras extranjeras. Los mineros estadounidenses y las empresas arrendatarias de recursos naturales intensifican su explotación de la región, lo que lleva a la comunidad a defender sus derechos territoriales, primero mediante negociaciones y más tarde a través de la venta de tierras, pero garantizando la permanencia de los comuneros en sus territorios.
Con la expansión de la frontera agrícola y el auge de la producción comercial, especialmente el cultivo de banano, la autonomía de los comuneros y su territorialidad empiezan a declinar. La producción de banano y el sistema de mercado cambian las dinámicas sociales, presionando a las comunidades tradicionales a integrarse al mercado como consumidores.
La llegada de nuevas empresas mineras extranjeras genera un conflicto con la comunidad negra del río Santiago, quienes se ven obligados a defender sus tierras ante la ocupación de su territorio por parte de grandes corporaciones extractivas. La lucha por la defensa del territorio se convierte en un símbolo de resistencia frente al poder económico extranjero.
La comunidad del río Santiago, aunque presionada por las nuevas dinámicas económicas impuestas por la minería y la agricultura comercial, continúa adaptándose mediante la combinación de sus actividades tradicionales y las exigencias del mercado. Las tensiones sociales y territoriales persisten, pero la comunidad mantiene su lucha por la preservación de su identidad y sus derechos territoriales.
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